terça-feira, setembro 09, 2008

Quem está cheio de si, não pode amar

"No os dirijáis a los ricos: de ordinario les falta la verdadera caridad y la fidelidad. He aquí la pobreza: Los pobres y los ricos son desiguales. Ahora bien, lo sabéis, sólo hay amor entre los iguales. No existe, pues, verdadero amor entre los ricos y los pobres, porque a los primeros les falta la fuente de donde brotan el amor y la entrega verdaderos. El rico casi siempre da por algún interés. Por la limosna quisiera ganar el cielo o alejar de sí las penas del infierno. Ahora bien, esta esperanza y este temor no son ciertamente los signos del amor y de la entrega verdadera. Los ricos no se aman más que a sí mismos, y si creyeran que pudieran ir al cielo sin el pobre, con mucho gusto tendrían pocas relaciones con él y la menor benevolencia posible. Hacen muy poco por el pobre; no alcanzan a elevarse hasta el don perfecto, como lo pide la verdadera caridad, y si dan mucho es porque se encuentran obligados y forzados por la necesidad. Además, el pobre está desprendido de todas las criaturas; el rico, por el contrario, se apega todavía más. ¿Cómo siendo tan diferentes uno de otro podrán sentir un amor verdadero el uno por el otro? Ahora bien, el rico no tiende a nada tanto como a sí mismo y a las criaturas, ¿cómo sería capaz del amor verdadero? Hay que añadir que la verdadera caridad es completamente espiritual, porque procede del Espíritu Santo: el rico, por el contrario, es totalmente terreno, ¿cómo podría poseer la caridad espiritual? En fin, el verdadero pobre no es conocido por los ricos; no puede, por consiguiente, ser amado por ellos, porque esas dos cosas, conocer y amar se siguen como el efecto sigue a la causa, según las palabras de san Agustín: Se puede amar bien lo que no se ve; pero nadie ama lo que no conoce."
Do sermão de John Tauler, Místico do Séc. XIV dominicano
De facto, quem está cheio de si ou do dinheiro não pode amar....

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